Casi siempre la misma historia...dos familias que se aborrecen y sus hijos enamorados luchando por romper y acabar de raíz con tales sentimientos,
que según ellos serian rotos, hechos trisas por la fuerza del amor…
Aquí nadie tenia que terminar mal aquí como en todos los cuentos de amor el final debería ser feliz.
Sucedió en el barrio mas lujoso pequeño escondite de la ciudad una noche fría del mes de abril, el barrio se tornó en campo de guerra justo en la calle donde habitaban Martínez y Rodríguez no se lograba reconocer quienes eran los buenos y quienes los malos pero como en toda guerra el objetivo esa noche era destruir...
Grandes explosiones, gritos de victoria, saltos, humo y muchas llamas...
· La familia Martínez siempre en la vida se mostraron muy felices llenos de triunfos y de perdices.
· La familia Rodríguez muy inteligentes aunque siempre humildes pocos lujos pudo gozar.
Ambas familias ejemplo de emprendimiento y lucha ante sus vecinos dos familias llenas de un veneno llamado odio.
Nadie sabe de donde salió tanto tóxico que hacia solo daños y maldad, fueron años de rencor, de ira almacenada, de miradas destructoras, de palabras hirientes, de resentimiento apasionado.
Olvide contarles que esta no era la guerra… No… era el final de una guerra.
Los Martínez incendiaron un montón de corotos y cosas de los Rodríguez, luego vinieron los Rodríguez y acabaron prendiendo fuego con los corotos y cosas de los Martínez.
La luz eléctrica se fue como cómplice del suceso, cada familia iba y venia el fuego cada vez mas destellante, muchos gritos y extraños sonidos, un olor toxico inundo las calles… los que estuvimos allí podemos decir que solo quedaron cenizas y los restos de los culpables de esta tonta guerra…Una vez muertos los culpables era el fin irremediable de una historia de una guerra de otra guerra.
Después de lo ocurrido la mañana siguiente cuando recogieron los restos y cenizas que reposaban en la calle, los Martínez y los Rodríguez reían felices y a carcajadas por primera vez en el barrio… recordando cada una de las cosas que decidieron asesinar esa noche y así liberarse del peso de la rabia y el rencor que por años le hiso tanto daño.
Cada cosa era un recuerdo doloroso, la silla desde donde se miraban con odio, el cuchillo con el que siempre se amenazaban, la vieja grabadora con la que despertaban a sus vecinos al amanecer, los viejos cuadernos de donde escribían notas de rencor y venganza, el gran incendio en la calle era un pacto entre familias deseosas de vida y paz con ellos sus gritos que eran la catarsis y el retorno a una vida feliz.
Ninguno sabíamos que la guerra de esa noche era contra sus miedos, contra los recuerdos de un viejo pasado… era mas que una guerra era el fin de la misma, la batalla de los vencedores.