Me acerco silencioso hasta llegar a tu lado, brota de mi un suspiro frágil, palpita el corazón a la velocidad de un formula uno. Miro al cielo desde aquel día que te encontré caminando el mismo camino ya he podido ver media docena de noches de luna llena, camino a casa imagino cuentos que no tienen fin, escribo poemas que no terminan, recuerdo tu voz cual caricias y susurros para mi alma.
Arriesgarme, decidirme seria el inicio de un sueño, de un caminar lento y sin preocupaciones, Gozar de la dulce mirada de sus ojos claros que me miran o soy yo quien los mira... Disfrutar del viento silencioso para conversar con el y contarle este secreto, escoger una entre las muchas de una lluvia de estrellas fugases y coquetas que conceden deseos y pedirle el mío, nubes que te miran y me miran, nubes que se enamoran...
Y no se trata de una adivinanza… No...es solo una dulce confesión, y es que te miro dulcemente cada noche, cuido tus pasos soy amigo de tu sombra aunque no me hables, respiro tu mismo aire, sueño con tu mismo sueño... pero te sueño soñando conmigo.
Cuánta ternura amigo querido!! Bello poema, encantadora confesión. Abrazooooooooooooooo
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