Te pido que seas paciente, escúchame entre sueños, protégeme de la indiferencia, ayúdame a entender lo lógico, perdona mis faltas de ternura y mis silencios.
No dejes que mueran los detalles, ni la idea de alcanzar un futuro, no apartes de mí su dulce compañía.
Gracias te doy por el dulce almíbar de su boca, por los sueños que me hacen volar hasta encontrarla.
Santo amor que habitas en cada rincón, en cada espacio líbrame de la desconfianza, alimenta mi soñar, inunda con tu magia mi cuerpo como también mi cerebro, hazme quererla de noche y de día, que mi único deseo sea despertar junto a su almohada cada mañana.
Déjame consentir su cabello cada noche, ilumíname con su mirar, conviértela en mi único silencio, en mi único canto, en el mejor suspiro y en mi más repetida oración Amen.
Un manojo de ternura que invita a tu teclado a danzar por el aire y en un hall de vals vieneses. Construir una oración desde el sentimiento puro y único, por petenecerte hace una fiesta del amor mismo. Belleza!!!
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